lunes, 9 de noviembre de 2009

8 de noviembre de 2009

¿estaré para siempre solo? ¿es esto tan malo? los mejores momentos de mi vida, o mejor dicho, lo que recuerdo como lo mejor de mi vida, ha sucedido mientras estaba yo solo. más aun, en la cotidianeidad, dejando a un lado esos momentos cúspides, me siento mejor cuando estoy solo que cuando estoy acompañado y cuando me siento bien acompañado es porque pareciera que estoy solo. en la soledad las cosas son mas ellas mismas, se revelan continuamente, son más entrañables. pero quizás debería querer sentir a las personas y no a las cosas así. penándolo bien a las personas las siento tanto o más que a las cosas pero mientras las cosas no me destruyen con su presencia las personas si. la gente me va deshaciendo de adentro hacia fuera. su presencia crea un desorden en mi interior que termina por disgregar mi identidad y volverme enteramente confuso a mis propios ojos. no resisto el estar ante los otros, no estoy hecho para resistirlo. la serenidad de la soledad es entonces un paraíso y el sentirse solo es en realidad una manera más d estar acompañado; es abstraerse de la soledad para entregarse al otro ausente y a partir de su ausencia disgregarse a uno mismo; es en sí una autoflagelación. la soledad por el contrario es como un jardín, un jardín, se podría decir, de espejos pero sería más apropiado describirlo como un jardín que brota de uno, que uno mismo limita y que lo cubre a uno todo; un jardín de nuestras propias amapolas.