sábado, 24 de octubre de 2009

sábado 24 de octubre de 2009

por qué será que me gusta complicarme la vida, la misma pregunta me hacía mi madre cuando era más chico. la verdad, después de años de terapia no sé todavía bien. puede ser que es la única manera, o la más accesible, de hacer mi vida interesante; de por si hago muy poco y lo que hago es completamente rutinario y maquinal: no hay grandes sobresaltos ni aventuras y asi me gusta. de todos modos creo que el simple hecho de ser humano, de tener la edad que tengo ( q no develaré) me hace necesitar de alguna contradicción, de algún suceso o accidente. el problema me parece que está en que, en vez de buscar concientemente algún reto o de esforzarme para conseguir algo que quiero y en este ejercicio hacer mi vida más sustantiva, equivoco inconcientemente pero a propósito en mi quehacer diario… lo cual en realidad sólo me ata más a esa cotidianeidad; si simplemente hiciera las cosas y las hiciera bien al poco tiempo quedarían sepultadas en su propia repetición y mi mente y yo tendríamos algo más sustancial y deseado que hacer. ahora se me ocurre que estos inconcientes errores intencionalizados en realidad tienen como finalidad reclamar para mi mismo mi realidad, si no fuera por ellos realmente mi cotidianeidad sería completamente automática y las otras acciones que concientemente llegara a abordar con este método del no-error a la larga se volverían también automáticas. los errores y mi falta de disciplina son la manera que tengo de saberme a mi mismo, de conscientizarme de mi mismo y de materializarme en mi realidad. el error y la concientización de este error son el instante en que vuelvo a mi mismo, un paréntesis estático dentro de la acción continua y el momento de sentir que el timo se me quiebra. o quizás sólo soy flojo…

viernes 23 de octubre de 2009

hoy no quiero ir a la escuela, no quiero ir porque no me gusta quedar en ridículo, no hice nada y no se que tenía que hacer. a mi en realidad me gusta que la gente, sobre todo la gente en posiciones de poder, me sonría y me vea con buenos ojos, me diga lo brillante que soy, lo inteligente de mis comentarios, lo bello de mis ojos. No me gusta que me digan que soy una decepción; soy ya una decepción para mi mismo, para qué quiero saber que también lo soy para ellos, es como confirmar mi mediocridad y peor, saber que mi mediocridad es evidente a todos. aunque en realidad no creo que les importe quien soy o que hago, o si hago las cosas bien; no creo que esperen nada de mi, no saben quien soy y si hago las cosas mal y me siento culpable, para ellos soy solo un niño más que no sobresale y en realidad no significa nada. supongo que ese es mi gran temor, no significarles nada. quiero que me vean, que se identifiquen conmigo; quiero seducirlos y hacerlos míos y hacerlos para mi. la única manera que se me ocurre de hacer esto es haciéndome yo para ellos. asi soy con todo, con todos, quién sabe quien soy, depende de con quien esté… tal vez por eso me gusta estar solo, tomar la personalidad del vacío, de la oscuridad, del silencio: estar en calma, sin relieves ni accidentes, horizontalmente… quizás por eso me gusta el mar y el desierto y el cielo. me gustan las cosas vacías para llenarlas yo o al menos para que no me sitien y me invadan. aún así la gente vacía me da flojera, me da flojera y me satisface, satisface a mi débil pero imperante ego; cobro sentido ante ellos, significo algo para mi mismo. pero qué culpable me siento, que culpable y que sucio, que sinsentido después de que todo en mi tiene sentido: no hay nada más deprimente que la ausencia del vacío, de la persona vacía, todo se vuelca sobre uno y las cosas son más intensas, más poderosas. aquella barrera que es el vacío, al ausentarse, deja pasar de golpe a un mundo mucho más concreto y brutal. Otra vez todo cobra sentido pero no todo en uno, sino todo fuera de uno; uno no es nada, pero todo es y es más que lo que fue antes.